Seguimos esta semana profundizando en la valiosa labor desempeñada por el equipo de profesionales de Proyecto Joven. En esta ocasión, nos centraremos en la acción terapéutica de este dispositivo, que se articula, tal y como apuntamos en el anterior post, a través de cuatro fases que se extienden a lo largo de un periodo aproximado de un año.

Las terapias de los jóvenes se realizan en grupo

Las terapias de los jóvenes se realizan en grupo

Este proceso de recuperación, se centra en sus primeros pasos en conseguir la abstinencia del chico o chica y en reducir su impulsividad. Para conseguir estos objetivos, se impone una rutina de hábitos en la que se incluyen ciertas restricciones. “Al principio creamos una atmósfera artificial con muchas limitaciones (retirada del móvil y las llaves de casa, la obligación de salir siempre acompañados…), con el objetivo de alejarles lo máximo posible del ambiente que retroalimenta estos comportamientos negativos”, afirma Inmaculada Mauriño, directora del programa.

Al mismo tiempo, y de forma paralela, también se trabaja con las familias. Los mismos días que los chicos y chicas acuden a terapia, sus familias tienen también sus propios grupos de trabajo. «Creemos que es fundamental la implicación de ésta en el día a día a lo largo de todo el proceso». matiza Inmaculada.

En estos grupos de terapia se pretende que los padres y madres marquen una serie de pautas de conducta en casa. Se trata en definitiva, de hacerles recuperar el respeto y autoridad que en algún momento de la vida del menor han perdido. “Que las pauten y que ante el incumplimiento de éstas por parte de los jóvenes, actúen poniendo consecuencias. Les enseñamos a poner límites, uno de los trabajos más complicados que tenemos que abordar, ya que precisamente lo que le trae a tratamiento ha sido su dificultad durante años para establecerlos.

Una vez superada esta primera fase, el trabajo se centra en lo actitudinal. Los chavales exponen en su correspondientes grupos los problemas que le afectan en su día a día, y se intenta buscar una solución analizando con ellos las actitudes que están detrás de estos comportamientos. Esta fase de la terapia suele durar unos tres meses, aproximadamente.

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Ya en la tercera fase, el trabajo se focaliza en el área emocional. “Intentamos conseguir que tengan un conocimiento de su mundo interior y que lo expresen, para hacerles ver la relación que existe entre sus sentimientos y sucomportamiento”. En este nivel del proceso, ya se han ido eliminando parte de las férreas restricciones que guiaron toda la terapia en sus primeros pasos, con el fin de normalizar poco a poco su vida.

Con la eliminación progresiva de estas limitaciones, en el cuarto y último nivel, el equipo de profesionales de Proyecto Joven actúa como meros observadores de los chavales y su familia.